LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS

Panel 1 Teresa Ordas.png

Proyecto Paisojos

Fernando Reviriego Picón

El 10 de diciembre de cada año se celebra el Día de los Derechos Humanos. Porque ese fue el día del año 1948 en el que la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó la Declaración Universal de los Derechos Humanos -Resolución 217 A (III)-. Y lo hizo en París, la misma ciudad en la que, durante la Revolución Francesa, la Asamblea Nacional había proclamado la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789.

Las circunstancias también eran entonces excepcionales. En 1945 había terminado la Segunda Guerra Mundial y se había creado la Organización de las Naciones Unidas. Como en 1789, se quería generar un nuevo orden político, esta vez de alcance mundial; y, para evitar que se repitieran los horrores padecidos por la humanidad, se quiso apoyar sobre una proclamación solemne de la dignidad de la persona y sus derechos básicos. El primero de sus artículos dice: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”. En 1948 reaparecen, por tanto, la libertad, la igualdad y la fraternidad.

Se trata de un texto breve, de apenas treinta artículos, pero fundamental en la historia de los derechos humanos, pues los proyecta sobre el conjunto de la Comunidad internacional. Y, no obstante, no contó con el apoyo pleno de todos los países que en aquel momento integraban las Naciones Unidas: fue aprobada con el voto afirmativo de cuarenta y ocho de los cincuenta
y ocho países; si bien no hubo votos en contra, dos países no acudieron a la votación y se produjeron ocho abstenciones, la mayor parte de ellas provenientes del bloque soviético.

Es, en palabras de Elisa Pérez Vera,



“una de las más bellas manifestaciones de fe en la
Humanidad que se hayan escrito”.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos