Sufragio femenino en España

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Consulta del censo electoral. Revista Estampa (28 de noviembre de 1933).

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"Iguales en todo". Revista Estampa (29 de abril de 1933)

Francisco Manuel Balado 

Durante la década de 1930, Europa vive momentos especialmente difíciles. Problemas económicos y sociales están debilitando a las democracias y alimentando el avance de los totalitarismos. 

En España, la República se proclama por segunda vez en la historia el 14 de abril de 1931 en un clima de alegría y esperanza. Los nuevos gobernantes llegan con la idea de modernizar el país. La misión no era sencilla e implicaba la realización de muchas y profundas reformas para transformar las relaciones económicas, avanzar hacia una sociedad más justa, hacer llegar la educación y la cultura a todos los rincones de España y establecer las bases de un verdadero sistema democrático. La ardua tarea incluía reducir cuando no eliminar la influencia del ejército y de la Iglesia en la vida social y política lo que aumentaban los riesgos de la apuesta reformista. 

La Constitución de 1931 creó el marco jurídico para llevar a cabo ese ambicioso plan y, especialmente, para terminar con la desigualdad entre hombres y mujeres al establecer que el sexo no podía ser motivo de discriminación. Ese principio informó todo el texto constitucional y las leyes posteriores que lo desarrollaron como la ley del divorcio o la supresión del delito de adulterio en la mujer. 

La mujer se convirtió así, en protagonista de una de las reformas más importantes que aportó la II República. El artículo 36 del texto constitucional consagraba la igualdad de derechos electorales de hombres y mujeres mayores de veintitrés años. Un artículo que fue objeto de un duro debate durante su tramitación parlamentaria y acabó aprobándose con 161 votos a favor y 121 en contra. Se abstuvieron 188 diputados. 

La Constitución ratificó la incorporación de las mujeres españolas a la vida pública desde los partidos políticos y las asociaciones feministas, incluso en cargos de representación y responsabilidad política. Fueron los casos de Clara Campoamor, Victoria Kent o Margarita Nelken. 

Sin embargo, las dificultades intrínsecas de la ingente tarea llevada a cabo se acrecentaron por el clima internacional en el que tuvo que realizarse y el fracaso del golpe de Estado de 1936 condujo al país al enfrentamiento civil. 

                                                                   

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