Mujeres y pesca

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Puerto de Toguhama
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Kyoko Akama
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Michiko Saito 1
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Michiko Saito 2
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Katsuko Sato
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Cooperativa ToYo
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Puerto de Toguhama

Puerto de Toguhama, Shichigahama, prefectura de Miyagi, 2011.

El sector pesquero fue el más castigado. Los pescadores de la región perdieron vidas, hogares, infraestructuras como cobertizos o empacadoras y el 90 % de sus barcos (un total de 12.023). El suelo se hundió 45 centímetros y seis meses después el puerto seguía sumergido.

Kyoko Akama

Shichigahama, prefectura de Miyagi, 2000.

Kyoko Akama cultiva nori (algas) en el negocio familiar junto a su marido. Participa en todo el proceso y en los viajes en barco a las zonas de cultivo y pesca. En la imagen clasifica las ostras cubiertas de algas para preparar los cultivos. La familia Akama fue de las pocas que logró reconstruir rápidamente su hogar y negocio. Seis meses después del tsunami ya estaban operativos.  

Michiko Saito 1

Shichigahama, prefectura de Miyagi, 2021.

A diferencia de otras mujeres de pescadores, desde hace cinco décadas Michiko Saito pesca en el barco junto a su marido. Su hogar quedó dañado, pero el marido salvó el barco al sacarlo a alta mar tras el terremoto, una práctica desde antaño en caso de tsunami. Iba retirarse con 85 años cuando el nieto, que perdió hace unos años a su padre -hijo de la pareja- ha decidido ser pescador. Sus abuelos van a enseñarle.

Michiko Saito 2

Shichigahama, prefectura de Miyagi, 2023.

Michiko Saito no solo sale al mar a pescar, también forma parte de las actividades en tierra. Aquí limpia redes y las prepara para usarlas al día siguiente.

Katsuko Sato

Shichigahama, prefectura de Miyagi, 2000.

El padre de Katsuko Sato construía barcos y ella creció en una comunidad de pescadores muy unida. Se convirtió en líder del grupo de mujeres de la cooperativa y cuando era necesario navegaba a los lugares de cultivo de algas. En 2011 superaba los sesenta años y aunque deseaba continuar trabajando, el tsunami forzó su retiro.

Cooperativa ToYo

Bahía de Matsushima, Shichigahama, prefectura de Miyagi, 2021.

Namura y Kazuo colocan juntas bambú en las redes de algas para mantenerlas rectas y estables. Desde 2012 trabajan con sus respectivos maridos y dos parejas más en la cooperativa ToYo, formada tras el tsunami para poder recibir las ayudas gubernamentales. Lo que distingue a estas mujeres de otras es que en este grupo, ellas son socias en igualdad de condiciones.

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